Evaluando solo este año hemos visto fenómenos meteorológicos extremos y procesos de evolución lenta que han provocado pérdidas y daños catastróficos (impactos del cambio climático que no pueden evitarse mediante iniciativas de adaptación y mitigación), lo que ha provocado graves daños a los derechos humanos en todo el mundo que han afectado a millones de personas, y cuya responsabilidad histórica y presente recae en los países ricos y altamente industrializados y en poderosos actores empresariales. Las pérdidas y los daños se han convertido en una crisis de derechos humanos (más información sobre nuestro análisis en este enlace), y los Estados, en particular las naciones ricas y altamente industrializadas, tienen claras obligaciones legales de abordar de forma urgente y significativa las pérdidas y los daños, tanto en lo que respecta a los síntomas como a las causas fundamentales. Muchas y muchos miembros de la Red-DESC se enfrentan a los impactos climáticos en primera línea y se resisten enérgicamente a los impulsores estructurales de los mismos. Por ello, las pérdidas y los daños se han convertido en una prioridad colectiva de la Red-DESC en los últimos tres años.