Cómo la elaboración de reportes paralelos ha favorecido el fortalecimiento de los movimientos sociales y el liderazgo de las mujeres indígenas en Bolivia

Entrevista a Toribia Lero Quispe, Secretaria general, Andean Coordinator of Indigenous Organizations - CAOI

 

1. Describa su experiencia y trabajo actual en reporte paralelo.

En Bolivia sentíamos que el gobierno no escuchaba nuestras demandas y nos discriminaba como pueblos y mujeres indígenas. El gobierno había tomado muchas medidas que perjudicaban a los pueblos indígenas. Hemos desarrollado reportes paralelos ante el Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra a Mujer, CEDAW, así como para el Examen Periódico Universal (EPU).

Hemos basado nuestros reportes en la recolección de casos y hemos priorizado la demanda por el cumplimiento del consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas (en especial la participación efectiva de las mujeres en estos procesos, y la realización de la consulta en nuestras lenguas), el acceso a la justicia por parte de las mujeres indígenas en relación con la tierra y los recursos naturales, el derecho a la educación con una perspectiva intercultural, y la generación de datos con enfoque interseccional. Trabajamos de manera articulada con las comunidades a lo largo de todo el proceso: desde la recolección de casos y la estructuración del reporte hasta su presentación ante los órganos internacionales y la implementación de las recomendaciones. 

2. Por favor, comparta una o dos experiencias exitosas en informes paralelos.

Desde 2013 habíamos comenzado a construir unas agendas, y desarrollamos un proceso de diplomacia indígena, que consistía en un proceso de formación para comprender la manera en que podíamos hacer llegar lo que sucedía en nuestro país a espacios internacionales. Algunas personas con experiencia en diplomacia indígena comenzaron a explicarnos lo que hacen los distintos organismos, de qué manera se puede utilizar y qué ventajas podríamos obtener para nuestras luchas. 

En 2014, Bolivia iba a ser evaluado por primera vez en el Examen Periódico Universal, EPU, y también iba a ser revisado por la CEDAW. Las mujeres indígenas en nuestra organización nos concentramos en realizar un reporte paralelo a la CEDAW. Identificamos las prioridades que teníamos, y después de identificar los temas, comenzamos a priorizar los casos más emblemáticos que respaldarían nuestro informe. Hacíamos reuniones en tierras altas (en Los Andes) y bajas (en la Amazonía), con mujeres de estos lugares. Decidimos priorizar asimismo algunos temas que eran muy importantes para nosotras:

La realización efectiva de la consulta previa, libre e informada, con la implementación de mecanismos para garantizar la participación amplia, informada y efectiva de las mujeres, ya que las mujeres no estábamos incluidas en las listas de consulta y no teníamos participación. 

La realización de las consultas en nuestras lenguas indígenas, y no solo en Español.

El acceso a la justicia en relación con la tierra y los recursos naturales, donde hay más obstáculos para las mujeres

Preservación del conocimiento tradicional y realización del derecho a la educación de las mujeres indígenas (educación propia de los pueblos indígenas o intercultural y en nuestras lenguas), de tal manera que se preserven nuestras lenguas y conocimientos propios.

Que el Estado integre un enfoque interseccional y desglose sus informes estadísticos por sexo, identidad étnica y otros aspectos que nos permitan conocer mejor la situación de las mujeres.

Con base a estos temas priorizados, comenzamos a hacer la investigación. Diseñamos un formulario de entrevistas y comenzamos a preguntar a las comunidades quiénes querían participar. Vimos que no había muchos elementos que pudiéramos usar como pruebas porque es el gobierno quien publica las cifras oficiales, las cuales no son muy cercanas a la realidad, en especial porque la información no está desagregada para las mujeres indígenas. Decidimos recolectar testimonios, y nosotras como mujeres lideresas indígenas también hicimos nuestros propios testimonios. Asimismo, hicimos alianzas para buscar apoyo en traducir lo que queríamos decir al inglés para enviar a la CEDAW, y también para hacer contactos en Ginebra que nos hicieron posible estar presentes para la revisión a Bolivia.

3. ¿Cómo fue útil el proceso de informes paralelos para su trabajo y qué le permitió hacer o lograr? ¿Cuáles fueron algunas limitaciones o desafíos?

La realización del informe sombra es todo un proceso, e incursionar en ello ha significado un gran aprendizaje que ha fortalecido mucho nuestro movimiento, y en particular el liderazgo de las mujeres indígenas. Algunos de los avances más importantes han sido haber conseguido que las consultas deban realizarse en nuestras lenguas y respetando nuestras costumbres, que las mujeres deban ser efectivamente consultadas, además de que el Estado en sus cifras y estudios estadísticos sobre la situación de los derechos humanos deba desagregar la información por sexo e identidad étnica.

Hermanas indígenas de nuestras comunidades han aprendido a hacer lobby ante instancias internacionales, y hemos aprendido a utilizar estos mecanismos, de tal manera que nosotras mismas hemos presentado los reportes que hablan de nuestras propias experiencias y de nuestras necesidades y exigencias como mujeres indígenas. Recuerdo que esa vez en la que presentamos nuestro primer reporte a la CEDAW, la nuestra era la única organización de mujeres indígenas que estaba allí presente para presentar su informe. A raíz de esto, muchas compañeras y compañeros han empezado a realizar reportes paralelos, y ya no se ve como algo fuera de nuestro alcance.

Estos procesos también han favorecido nuestra articulación como pueblos (47 pueblos nos hemos reorganizado), y en particular la articulación y alianza fuerte entre hermanas mujeres indígenas. Nosotras nos hemos reorganizado y tenemos el derecho y la obligación de defender nuestros territorios. Este proceso generó un proceso de comunicación constante con nuestras comunidades, de donde fueron obtenidos los casos, para informar los avances y para rendir cuentas de cómo el trabajo colaborativo había rendido muchos frutos. De este modo, hemos continuado la incidencia, y estamos promoviendo procesos de liderazgo de jóvenes indígenas, en los cuales está presente la diplomacia indígena como componente para ir transmitiendo esta experiencia y conocimientos. También nos hemos familiarizado más con el uso de internet y herramientas virtuales, en muchos casos hemos decidido retomar nuestra educación.

Nos ha servido para fortalecer a las comunidades en la defensa de sus territorios. Tienen un instrumento más para responder al Estado y las multinacionales. La consulta no es solamente a la comunidad sino a las mujeres específicamente, de tal manera que se debe consultar a las mujeres en su propio idioma. También en las comunidades se han apropiado de estas recomendaciones, dada la participación en la elaboración del informe paralelo, y hemos conseguido explicar para qué sirve cada recomendación.

Algunos de los obstáculos que podría resaltar y que encontramos en este proceso son:

Poder recolectar los casos y articular el reporte implicó un gran esfuerzo para todas. En materia de recursos tuvimos muchas dificultades porque los casos se recolectaban en regiones apartadas; además de la incidencia para la implementación de las recomendaciones se hace desde la capital.

La narrativa usada por el gobierno para deslegitimar las luchas de los pueblos indígenas y nuestra labor como defensoras de derechos humanos. Esto de alguna manera reforzaba su negativa a realizar esfuerzos de implementación de las recomendaciones del Comité.

También nos encontramos con cierta relación estrecha de ciertas ONG con el gobierno, lo que por coherencia política nos impidió hacer ciertas alianzas.  

 

 

4. ¿Cómo ha trabajado / estado trabajando para la implementación de las observaciones finales?

Con el gobierno ha sido muy complicado el diálogo en este aspecto, ya que las autoridades no quisieron recibirnos para escucharnos e implementar las recomendaciones que obtuvimos por parte de la CEDAW. Hemos continuado con la tarea del reporte paralelo como una manera de hacer presión continua y seguimiento al gobierno, de tal manera que en reportes posteriores hemos hecho notar la continuidad de ciertas violaciones de derechos humanos por parte del gobierno y la falta de implementación.

De otro lado, en ocasiones en las que el gobierno emprendía proyectos mineros, hacemos incidencia en relación con la consulta usando estas recomendaciones y para nosotras es un arma, de tal manera que el gobierno se ve obligado a seguirlas si acaso desea desarrollar este tipo de proyectos.

El seguimiento directo que hacen estos órganos a los gobiernos y la posibilidad de que participe la sociedad civil y los pueblos indígenas ha sido muy importante para exigir la implementación de las recomendaciones. El comité CEDAW visitó Bolivia en 2015 para explicar sobre las recomendaciones, y estuvieron presentes instituciones gubernamentales.

Finalmente, hemos continuado nuestro trabajo en las comunidades pues es muy importante que se sigan apropiando de estas herramientas para que puedan demandas su cumplimiento cuando sea necesario. Seguimos llevando a cabo reuniones en los territorios. Para la gente es esperanzador que su caso llegue a una instancia internacional, pues si el gobierno no te escucha, otros organismos sí te van a escuchar.

5. ¿Qué sugerencias daría a otros miembros que estén considerando embarcarse el procesos de reporte paralelo con órganos de Naciones Unidas?

A todas las hermanas defensoras del territorio, les diría tenemos que buscar todos los mecanismos disponibles para defender nuestro territorio. El reporte paralelo ante la CEDAW, el Comité DESC, el EPU, entre otros, son especialmente importantes. Estas instancias reciben nuestras denuncias, y en casos como el de la CEDAW tiene un impacto sobre todas las mujeres, hayan o no participado. Estas recomendaciones nos sirven para proteger nuestros derechos y nuestros territorios. Este es también un proceso que fortalece el liderazgo de las mujeres y que nos pone en una posición de horizontalidad con el Estado.

Para desarrollar este proceso nos tenemos que preparar, y también nos debemos proteger, ya que en la labor de recoger casos, estructurar el reporte e interactuar con las comunidades alrededor de este proceso, podemos estar enfrentando muchos riesgos. Tenemos que pensar cómo protegernos.

También quiero resaltar la importancia de que en los reportes que hacemos sigamos demandando del Estado que todos sus reportes estadísticos tengan un enfoque interseccional, y que necesariamente los datos sean desagregaos por sexo y etnicidad, entre otros aspectos