Los miembros de la Red-DESC ratifican su apoyo a la Carta Común para la Lucha Colectiva

Durante la presentación final de los representantes del Grupo de Trabajo de Movimientos Sociales (GTMS) de la Red-DESC en la Reunión Global de Estrategia, se alzaron más de 140 manos a favor de afirmar la Carta Común para la Lucha Colectiva (la Carta) como base del análisis compartido y guía del trabajo colectivo del próximo periodo. La Carta fue concebida como un marco de diálogo colectivo sobre cómo afrontar las condiciones comunes que llevan a las comunidades a luchar: el empobrecimiento y el desposeimiento en medio de la abundancia, la captura corporativa del estado, la profundización de la desigualdad, la degradación de los ecosistemas y el cambio climático, y la creciente represión. En los meses previos a la reunión, miembros de cada uno de los grupos de trabajo temáticos de la Red-DESC aportaron comentarios y puntos adicionales para fortalecer el texto. La versión revisada de la Carta fue presentada y discutida en grupos pequeños el segundo día de la Reunión Global de Estrategia, antes de ser confirmada por los miembros de la Red-DESC durante el plenario final.

Condiciones globales comunes y desafíos compartidos

La Carta se inicia con una discusión de algunas tendencias que caracterizan el contexto económico, político y social en el que los miembros de la Red-DESC trabajan para avanzar y promover los derechos humanos. Esas tendencias incluyen el empobrecimiento y el desposeimiento en medio de la abundancia, los que causan una brecha cada vez mayor en la riqueza que se ha vuelto más pronunciada debido a prácticas económicas y políticas, y a pesar de la existencia de suficientes recursos globales para asegurar el bienestar humano, que concentra los recursos y la capacidad productiva en cada vez menos manos. Los miembros de la Red-DESC rechazaron la idea de que la pobreza sea un subproducto inevitable de una economía global, denunciando la comercialización de las personas y la naturaleza, la expropiación de medios de subsistencia, la marginalización de las mujeres y la penalización de los pobres. Los participantes destacaron su decisión de oponerse a la captura corporativa de las instituciones y de confrontar al estado policial/corporativo que, como dijo Melona Daclan Repunte de Defend Job, Filipinas, “cada vez está más dispuesto a usar la policía y el ejército para defender los intereses del capital en lugar de los de la gente”.

Los miembros señalaron que, históricamente, la profundización de la desigualdad muchas veces se ha justificado y mantenido a través de estereotipos de género, racismo y discriminación contra minorías, así como otras formas del miedo y los prejuicios. Se comentó que las historias de opresión, muchas veces combinadas con explotación y desposeimiento, implican que las mujeres y ciertos grupos son excluidos y empobrecidos de manera desproporcionada. Estas desigualdades se ven agravadas por el cambio climático, así como otras formas deliberadas y negligentes de degradación de ecosistemas como bosques, ríos y océanos. Estas condiciones afectan más severamente a las personas más pobres del mundo, cuya supervivencia inmediata suele depender de esos ecosistemas y que suelen vivir en zonas alejadas de las fuentes de las emisiones de carbono originales.

Los defensores de los derechos humanos que trabajan para avanzar los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) también se enfrentan a cada vez más represión, lo cual, según la Carta, ha sido fomentado por una política más general de instigación de miedos y prejuicios que caracteriza a los defensores de los derechos humanos como delincuentes, contrarios a los intereses nacionales, extremistas e ilegítimos de otras maneras. Como respuesta, la Carta llama a los defensores de los DESC y los movimientos sociales a enfrentar colectivamente las causas de raíz que llevaron originalmente a los movimientos sociales a movilizarse para defender o promover los DESC, después de emprender las acciones de solidaridad necesarias.

Desde su fundación, la Red-DESC siempre se ha guiado por varios principios básicos, incluyendo el compromiso con asegurar la diversidad regional, la centralidad de los grupos de base y los movimientos sociales, el equilibrio de género entre sus líderes y el análisis interseccional. La Red también busca explícitamente fundar sus actividades en la experiencia directa de las personas afectadas por las violaciones de los DESC, así como en la promoción de actividades colectivas concretas que puedan causar cambios sistémicos. La Carta es una clara ilustración del compromiso de la Red con estos principios.

Siendo un documento iniciado por el GTMS y circulado entre miembros de diversas regiones para recoger comentarios, la Carta también llama la atención sobre los efectos desproporcionados que tienen las condiciones mencionadas anteriormente sobre las mujeres y los miembros de ciertos grupos. Tendencias económicas, políticas y culturales clave llevan a las mujeres, en particular, a situaciones vulnerables de empleo; agravan su exclusión de la propiedad sobre la tierra, la financiación y otros recursos productivos; comprometen su acceso a servicios esenciales, como la atención médica y la educación; y vuelven invisibles sus aportes a la economía. Asimismo, la Carta reconoce la opresión y explotación histórica a la que han sido sometidos los pueblos indígenas, las comunidades afrodescendientes, las personas con discapacidades, las personas pertenecientes a castas inferiores, las personas LGBTI, los migrantes y los refugiados, entre otros. Al apoyar la Carta, los miembros hicieron hincapié en su compromiso con la promoción de la igualdad sustantiva de las mujeres y otros grupos marginados, y el fortalecimiento del análisis interseccional en todas las áreas de trabajo de la Red-DESC.

Puntos de unidad emergentes

Partiendo del análisis compartido de las condiciones globales, la Carta Común para la Acción Colectiva también articula puntos de unidad emergentes que sirven para relacionar las luchas, mostrando el potencial de una mayor acción colectiva y campañas que abarquen toda la red sobre la base de los principios y convicciones que unen diversas luchas y actividades de los miembros de la Red-DESC.

Estas se inician con el esfuerzo compartido de reclamar los derechos humanos. Según Larry Cox, de Kairos Center for Religions, Race and Social Justice, esto requiere que “recordemos el origen de su poder… la historia demuestra claramente que los gobiernos solo tomaron seriamente los derechos humanos cuando se vieron obligados por un movimiento de personas que luchaban por esos derechos. Fue la verdadera lucha global de personas de todos los países lo que les dio a esos derechos el poder que tienen”.

A fin de confrontar las injusticias que caracterizan el marco del trabajo por los derechos humanos hoy, la Carta llama a líderes y defensores de las bases a profundizar las relaciones entre sus luchas y a comenzar a comprenderlas como parte de un movimiento global unido para enfrentar la injusticia, las desigualdades, el desposeimiento y la explotación. Un movimiento así podría, entre otras cosas, enfrentarse al poder desproporcionado de las empresas y su capacidad para ejercer una influencia indebida sobre los procesos democráticos. Exigiría que los gobiernos del mundo reconozcan que la alimentación, la vivienda, la atención médica, la educación, la seguridad social, entre otras cosas, deben ser comprendidas como derechos, con las correspondientes obligaciones legalmente vinculantes, y no simplemente “metas” aspiracionales.

Según la Carta, un movimiento global formado por acciones articuladas por la justicia social también podría cuestionar el interés predominante por las ganancias que relega el bienestar de la gran mayoría, en un marco de desigualdad creciente y la amenaza crítica contra la dignidad humana que representa la pobreza en la que están obligadas a vivir millones de personas. En lugar de entender a las personas pobres como víctimas de un sistema injusto, la Carta llama a asumir el compromiso de avanzar el liderazgo de los pobres y marginados para lograr el cambio social positivo sobre la base de sus experiencias directas.

La Carta identifica claramente las fuerzas y tendencias que se deben confrontar; como dijo Ida LeBlanc de National Union of Domestic Employees of Trinidad and Tobago, “todos los movimientos sociales de la Red-DESC están pidiendo lo mismo: que se ponga fin a la pobreza y la violencia contra los pobres y quienes luchan por defender esos derechos”. También indica qué camino seguir: hace un llamado a articular y amplificar modelos alternativos que afirman la dignidad humana, demandan la igualdad sustantiva para todos, protegen el derecho a reclamar derechos y a imaginar un futuro común. En palabras de Herman Kumara de National Fisheries Solidarity Organization de Sri Lanka: “otro mundo es posible y necesario, y nosotros somos el vehículo para alcanzarlo”.

Tras la presentación de cierre de los representantes de movimientos sociales, los miembros de la Red-DESC dejaron constancia de su acuerdo con la Carta como documento guía que informará el trabajo colectivo futuro. Al hacerlo, los participantes también se comprometieron con la difícil tarea de identificar puntos de conexión entre diversas luchas y profundizar el análisis de las condiciones sistémicas que enfrentan muchas comunidades, como lo inició el GTMS. Asimismo, esto incluyó el compromiso de establecer un proceso destinado a desarrollar acciones colectivas coordinadas, y posiblemente una campaña, que responda a la urgencia del momento y se base en la fuerza de la voz colectiva de la red.

Al conectar estas luchas, un plan coherente de acción coordinada, que podría adoptar la forma de una campaña global, revelaría no solo las contradicciones de la economía actual y los sistemas políticos relacionados, presentando alternativas transformadoras, sino que, también, aportaría el análisis y el liderazgo más amplio necesario para crear “un movimiento global que vuelva realidad los derechos humanos y la justicia social para todos”.