Poner a las personas antes que los beneficios económicos

Fecha de Publicación: 
Martes, 21 Abril 2020

Respuesta compartida del Grupo de Trabajo de Política Económica a la crisis del COVID-19

La pandemia de COVID-19 revela los fracasos del sistema económico mundial y profundiza sus injusticias y desigualdades inherentes. La Carta común para la lucha colectiva, inicialmente redactada por miembros del movimiento y adoptada por la Red-DESC a fines de 2016, describe cinco condiciones que las comunidades de todo el mundo enfrentan, incluyendo el empobrecimiento y el despojo en medio de la abundancia, la profundización de la desigualdad, la captura corporativa de la toma de decisiones de los gobiernos, el cambio climático y la represión creciente.

Esta Carta común, a su vez, ha proporcionado un punto de partida para el Proyecto de Crítica Sistémica del Grupo de Trabajo de Política Económica, que recientemente lanzó una  Cronología del Capitalismo y unas herramientas de educación política popular relacionadas, qué vinculan estas condiciones con nuestro actual sistema económico global. Esta cronología revela que el capitalismo —como un sistema que prioriza la privatización y la competencia y que depende de la desigualdad y la explotación— tuvo un comienzo, ha cambiado con el tiempo y puede transformarse.

Desde la perspectiva de los derechos humanos, la medición principal de cualquier sistema o política económica es su impacto en las personas, especialmente las más vulnerables, y su papel para facilitar el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos económicos, sociales, civiles, políticos, culturales y ambientales, principalmente por parte de los gobiernos, en base a los recursos máximos disponibles y a la asistencia y a la cooperación internacionales.

Mientras COVID-19 devasta la economía del mundo, la Organización Internacional del Trabajo estima que, al final de la crisis, 25 millones de personas pueden perder sus empleos, siendo los jóvenes, los trabajadores mayores, las mujeres y los migrantes los que soportan la carga desproporcionada de esta crisis laboral, ya que las mujeres están "sobrerrepresentadas en los empleos mal remunerados y en los sectores afectados" y los migrantes que enfrentan vulnerabilidades "debido a la falta de protección social y [acceso a] derechos".

El Kairos Center señala que esta crisis afectará desproporcionadamente a 140 millones de residentes estadounidenses pobres y de bajos ingresos. Estas ideas son recogidas por el Law and Society Trust en Sri Lanka, donde el 60 por ciento de la población trabaja en la economía informal y "muchas personas se ven obligadas a elegir entre el riesgo de contraer y propagar el virus y perder su trabajo, no poder pagar la renta y luchar por alimentar a sus familias ”.

La UNCTAD confirma que la crisis económica emergente tendrá un impacto mayor en el sector más bajo de la escala económica, incluyendo a las personas que trabajan en algunos sectores de servicios. En Sudáfrica, los habitantes de los asentamientos marginales están enfrentando desalojos forzosos y la demolición de sus viviendas durante la pandemia. Anticipando nuevamente que "podrían ser los pobres del mundo, más de un billon de los cuales viven en asentamientos, los más afectados", Abahlali baseMjondolo enfatiza  qué "no parece posible evitar que este virus se propague cuando aún vivimos en el barro como los cerdos, cuando en muchos asentamientos no hay agua, o cientos de personas comparten un solo grifo, y muchos asentamientos carecen de acceso a saneamiento ". En Zimbabwe, un miembro señaló: "A pesar de no contar con ningún ingreso durante el cierre, el gobierno no suspendió el pago de los servicios sociales ni proporcionó ninguna facilidad para para proteger a los pobres durante este período de cierre".

Artículo completo aquí:
Poner a las personas antes que los beneficios económicos

 

Grupo(s) de Trabajo: