Si entendemos una crisis de derechos humanos en términos de una enfermedad, encontrar la cura depende del diagnóstico correcto, la combinación de monitoreo (determinación de síntomas) y el análisis de la causa raíz del problema (identificar la enfermedad subyacente). Sin embargo, la cura definitiva depende de una prevención y cumplimiento de medidas bien diseñadas. El monitoreo no es una solución en sí, o ni siquiera una estrategia, es apenas una táctica. Por tanto, uno debe preguntarse: ¿una táctica hacia qué objetivo? ¿Qué hace que la inversión de tiempo y energía en monitoreo valga la pena? Después de todo, poner en evidencia, anotar y observar el sufrimiento de otros difícilmente constituye una tarea placentera para cualquier persona dotada de empatía humana básica, y hacerlo sólo puede ser justificado si tiene un alto valor social.
Por tanto, el monitoreo de los derechos humanos debe ser parte integral de la solución a las violaciones de derechos humanos. Debe contribuir a una poderosa estrategia de incidencia o de exigencia del cumplimiento de las leyes. Por el lado de la incidencia, poner en evidencia y hacer visible un problema es frecuentemente el necesario primer paso para desarrollar una solución estratégica, y sería interesante conocer las experiencias de otros que han utilizado el monitoreo con este objetivo. En este texto me enfocaré en el tema de la exigencia del cumplimiento de las leyes compartiendo el innovador trabajo de las comunidades de trabajadores agrícolas de Immokalee, Florida, que está revolucionando la rendición de cuentas en cadenas de abastecimiento y ha llevado a crear un nuevo modelo de exigencia de cumplimiento de las leyes ahora llamado Responsabilidad Social Impulsada por los Trabajadores (WSR por sus siglas en inglés).
WSR emergió de la increíblemente efectiva campaña de la Coalición de Trabajadores Immokalee (CIW por sus siglas en inglés) llamada Campaña por Alimentos Justos, que resultó en el Programa de Alimentos Justos (FFP por sus siglas en inglés), involucrando a trabajadores, productores y grandes compradores corporativos. Los compradores y los productores tienen convenios con la CIW que incluyen los siguientes componentes:
- Un código de conducta que detalla derechos acordados que incluyen pero también superan los estándares legales actuales.
- Una prima de precios pagada por los productores y canalizada por los productores que aumenta los salarios de los trabajadores.
- Sanciones de Mercado para las violaciones y un proceso de reclamos.
- Un programa de entrenamiento de trabajador a trabajador, en el trabajo y dentro del horario de trabajo.
- Monitoreo independiente a cargo de un tercero, el Consejo de Estándares de Alimentos Justos (FFSC por sus siglas en inglés).
La clave para el éxito de este programa es que los trabajadores lo diseñaron. Respecto al monitoreo dentro del programa, CIW explica:
Cuando las empresas monitorean sus cadenas de abastecimiento (si es que lo hacen), lo hacen a través de auditorías rápidas, observaciones superficiales de las condiciones de trabajo en el curso de unas pocas horas o, a lo mucho, días, con poca o nula participación de los trabajadores…
En el enfoque de la WSR, los mismos trabajadores son la vanguardia de un sistema de monitoreo de múltiples capas, durante las 24 horas y de pared a pared, diseñado para identificar las violaciones al código de conducta y sacar a los malos actores y prácticas que causan dichas violaciones, En el Programa de Alimentación Justa, por ejemplo, esto se consigue a través de varias medidas clave de monitoreo. El entrenamiento de trabajador a trabajador se lleva a cabo (dentro del horario de trabajo) dos veces por temporada por equipos de miembros del CIW en las plantaciones en todo el estado. …Una línea de quejas de 24 horas, respondida en vivo por los mismos miembros del equipo del FFSC que investigan las denuncias, asegura que el aporte de los trabajadores no es ignorado y ayuda a identificar y eliminar las fuentes de las violaciones a las normas… Una estricta política de cero tolerancia a las represalias contra los trabajadores ha reforzado la fe de los trabajadores, y el uso de los mecanismos de quejas de la FFP… (lo cual) también incluye rigurosas auditorías de las oficinas y campos de las plantaciones llevadas a cabo por la FFSC. Y a diferencia de las auditorías de la CSR, las auditorías de la FFP son ejercicios en profundidad que exceden los estándares de las prácticas del sector de las auditorías en muchos niveles, y el más importante es en el de (el número de) entrevistas con los trabajadores. Además, el FFP monitorea no sólo los resultados, sino los sistemas instalados en las plantaciones –o que no se han instalado, como era el caso en la mayoría de plantaciones cuando se lanzó el programa en 2011—que son necesarios para que sea posible que se cumpla con las normas vigentes.
El enfoque de la WSR ha comprobado su efectividad en eliminar el trabajo forzado y la esclavitud, así como el abuso sexual, y ha reducido dramáticamente violaciones tales como robo de jornales y acoso sexual. La experiencia en Immokalee nos ha demostrado que son los trabajadores quienes pueden brindar la asistencia técnica necesaria, y sin duda el liderazgo, para diseñar un programa efectivo. Otros esfuerzos, tales como los acuerdos de Bangladesh, también están avanzando hacia este tipo de modelo de exigencia del cumplimiento de las leyes. ¿Qué otros ejemplos existen de monitoreo para el cumplimiento donde las personas afectadas por las violaciones de los derechos en cuestión se encuentran en el centro del proceso? ¿Qué se ha aprendido con estos procesos? La cuestión ahora es cómo expandir la voluntad y el poder políticos para catalizar este enfoque y este nivel de inversión en derechos humanos en las muchas industrias en las que abundan terribles abusos hoy en día.