Confrontando la captura corporativa para promover la justicia climática: una perspectiva feminista

Fecha de Publicación: 
Miércoles, 15 Diciembre 2021

 

El 14 de septiembre de 2021, la Red-DESC organizó una mesa redonda sobre el tema Confrontando la captura corporativa para promover la justicia climática: una perspectiva feminista. El evento tuvo lugar durante el Foro Global de Mujeres del Sur 2021: “Co-crear espacios para visiones feministas del sur global de la justicia ambiental” organizado por International Women's Rights Action Watch Asia Pacific (IWRAW-AP)

La sesión fue una invitación a explorar cómo las mujeres de distintas identidades  pueden enfrentar y superar en forma colectiva la captura corporativa para que la justicia climática y un medio ambiente seguro,  sano y limpio se vuelvan realidad para las mujeres y las niñas que ya están enfrentando los mayores costos de la crisis climática.

[GSWF 2021] Confronting Corporate Capture to Advance Climate Justice: A Feminist Perspective

Durante el evento, varias miembras hicieron presentaciones formales: Maha Abdallah (Cairo Institute for Human Rights Studies, Brusela/Túnez) (moderadora); Alejandra Scampini (Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación, Uruguay/México); Subashini Deepa (National Fisheries Solidarity Organization, Sri Lanka); Patricia Wattimena (Asia Pacific Forum on Women Law and Development, Tailandia); Martha Devia (Comité Ambiental en Defensa de la Vida, Colombia); Juana Toledo (Consejo de Pueblos Wuxhtaj, Guatemala); y Nathalie Rengifo (Corporate Accountability, Colombia).

En nuestro mundo, corporaciones poderosas están asumiendo cada vez más el control de procesos de toma de decisiones gubernamentales que afectan intereses públicos y derechos fundamentales. Este fenómeno, identificado dentro de la Red-DESC y en el campo más amplio como la “captura corporativa”, agrava considerablemente la emergencia climática. Aunque las compañías productoras de carbón y petróleo conocían los impactos del cambio climático ya desde las décadas de 1960 y 1970, respectivamente, la industria de combustibles fósiles ha gastado miles de millones para controlar la discusión global sobre el cambio climático a fin de impedir que se actúe para abordar la crisis climática desde una perspectiva de derechos humanos. Esta es solo una de las manifestaciones de la captura corporativa y de cómo afecta la crisis del clima, incluyendo al influir sobre ciertas soluciones a la crisis y de maneras que son particularmente perjudiciales para la justicia de género. En su introducción, Maha Abdallah recordó que “las corporaciones asumen cada vez más el control de procesos de toma de decisiones gubernamentales y eso afecta en forma negativa el interés público [...] y a pesar de los enormes efectos negativos sobre nuestra vida diaria, nuestro medio ambiente y nuestros derechos, las empresas siguen arreglándoselas para eludir responsabilidades”.

La actual pandemia de COVID-19 agrava la captura corporativa en todos los sectores. Según Alejandra Scampini, de PODER, “La captura corporativa se ha vuelto más aguda durante la pandemia. Mientras que muchas personas, sobre todo mujeres, cayeron en la pobreza, el gran capital se enriqueció. A nivel global, se espera al menos un desplome de 5% de la economía, según datos del Banco Mundial, pero los  empresarios más ricos, especialmente los dueños de las empresas de plataformas se han seguido enriqueciendo. A esto se suma la presión de las empresas para acceder a paquetes de rescate económico de parte de las empresas o influenciando a los gobiernos para declarar ciertos sectores esenciales mientras la ciudadanía sigue en confinamiento con grandes restricciones sanitarias. Durante la pandemia hemos visto un crecimiento de la captura corporativa; Alejandra compartió algunos ejemplos como “manipulación de comunidades que se resistían a trabajar en condiciones precarias, privatización de servicios públicos como la educación o la salud, diplomacia económica para acceder a leyes rápidas, interferencias en la ciencia validando reportes de dudosa procedencia, captura de relatos que reducen a los oponentes a medidas anti derechos humanos como enemigos del desarrollo”.

Corporaciones transnacionales y estatales, especialmente de las industrias de combustibles fósiles, han desarrollado estrategias de cabildeo para mantener la inacción en el área del clima desde hace más de 25 años. Como lo afirmó Nathalie Rengifo (Corporate Accountability), “las 25 mayores compañías de combustibles son responsables del 50% de las emisiones de carbono. Las negociaciones internacionales (para reducir las emisiones de carbono) claramente no han apuntado contra los responsables ni han mostrado cómo proteger a las personas más vulnerables”. A medida que se intensifica la crisis climática, las corporaciones han cambiado sus estrategias, evitando la oposición directa a toda negociación que pueda generar protestas públicas y, en cambio, promoviendo activamente el estatus quo y medidas de ecoblanqueo o greenwashing (como las emisiones cero netas) que no atacan las causas de raíz del cambio climático. 

La situación que enfrentan los pueblos indígenas wayú de La Guajira, Colombia, ilustra la omisión del Estado colombiano de proteger a las comunidades locales de los llamados proyectos de desarrollo liderados por compañías transnacionales, que han estado generando una crisis sanitaria y ambiental y desplazamientos internos debido a la grave contaminación del medio ambiente en el que viven las comunidades. “Es una tragedia socioambiental [...] con una concentración de riqueza que se interrelaciona con la crisis ambiental”, comentó Martha Devia, una tragedia que pone en riesgo la subsistencia y la vida misma de las comunidades en uno de los países más peligrosos del mundo para los defensores de los derechos humanos.

Juana Toledo (Consejo de Pueblos Wuxhtaj) nos recordó las desigualdades estructurales sociales y culturales. “Las mujeres se ven privadas de información sobre el cambio climático y de participar en procesos de toma de decisiones. Es menos probable que una mujer sea compensada en caso de desplazamiento o destrucción de su hogar por proyectos de extracción. En mi país, Guatemala, es más probable que las mujeres mueran y abandonen sus tierras durante desastres climáticos”. Las luchas de las mujeres por la subsistencia y la vida sustentable también se enfrentan a los efectos negativos de proyectos de turismo y energías renovables que suelen ser diseñados e implementados sin el consentimiento de las comunidades locales, como lo comentó Subashini Deepa (NAFSO), quien moviliza a mujeres pescadoras para que defiendan sus derechos humanos en Sri Lanka.

Pero existen maneras de abordar la captura corporativa. Durante el evento, las líderes compartieron estrategias y tácticas que han desarrollado para confrontar a poderes corporativos, enfatizando la importancia de fortalecer el liderazgo de las mujeres dentro de sus propios movimientos para promover la resistencia y articular alternativas que promuevan la justicia climática y un medio ambiente saludable. Según Alejandra Scampini, “la educación popular puede ser un catalizador de la desconstrucción del relato que tiende a presentar a las comunidades y organizaciones opuestas a la captura corporativa como opuestas al desarrollo y el interés general. Existe una gran necesidad de invertir en espacios en los que se está discutiendo la crisis climática, y las mujeres activistas de derechos humanos y las comunidades afectadas pueden tener un papel importante a la hora de demostrar la clara intersección entre los derechos de la mujer y el derecho a un medio ambiente saludable, y de vincular la información científica con las experiencias vividas en el ámbito de la comunidad”.

En una ronda final de preguntas de la audiencia, miembros de la Red-DESC recordaron la necesidad de unir las luchas feministas y por el clima para denunciar que el mismo sistema se esconde detrás de las luchas por los derechos humanos, y que las corporaciones han tratado de separar el problema social de la violencia estructural, centrándose en responsabilidades individuales en lugar de prestar atención a las causas de raíz más sistémicas y a la debida diligencia de las empresas y los Estados. Suelen ser las mujeres quienes son perseguidas, penalizadas y atacadas cuando se atreven a decir la verdad frente al poder. Las defensoras de los derechos humanos se enfrentan a riesgos particulares, por lo que las medidas de protección deben tomar en cuenta esos riesgos específicos (violencia sexual, violencia digital y ataques en redes sociales, ataques de la familia o la comunidad misma debido a estereotipos de género, etc.).

Frente a tales actores poderosos, la unidad y la sinergia de los movimientos y luchas pueden ayudar a amplificar las luchas locales y servir como escudo para muchas defensoras de los derechos humanos en todo el mundo. Como lo dijo Patricia Wattimena (APWLD), “tales luchas deben contar con el apoyo de la solidaridad y alianzas internacionales para ayudar a que los relatos feministas alternativos desarmen el poder corporativo”.

Dialogando en este evento, defensoras y activistas determinadas y valientes hablaron sobre la inmensa fuerza y el potencial transformador que generan las luchas feministas y ambientales cuando se las conecta. Como resumió con elocuencia Subashini Deepa: “Cuando están unidas, las mujeres siempre vencen”.


Si le interesa el trabajo actual de la Red-DESC sobre la captura corporativa, la justicia climática y los derechos de la mujer, contáctese con Joie Chowdhury, coordinadora de programa de proyectos de toda la Red (incl. DESC y ambientales) (jchowdhury@escr-net.org), Mona Sabella, coordinadora de programa de rendición de cuentas corporativa (msabella@escr-net.org) o Valentine Sébile, coordinadora de programa sobre mujeres y DESC, (vsebile@escr-net.org).