Durante varios meses de 2024, los CCRS trabajaron junto a habitantes locales, estudiantes universitarios y la organización PODER para recopilar testimonios, datos y saberes comunitarios de los pueblos a lo largo de los ríos Sonora y Bacanuchi. A través de entrevistas, actividades de narración con niñas y niños, fotografía y círculos de diálogo con personas adultas, el equipo documentó tanto las pérdidas materiales —como la escasez de agua, la degradación del suelo y la reducción de la producción agrícola— como los daños no materiales, incluyendo el deterioro de la salud comunitaria, la pérdida de confianza en las instituciones públicas y el miedo ante la inacción del Estado y las empresas.
Información técnica del proceso
Enfoque de la investigación
El estudio analizó los impactos combinados del cambio climático y el derrame de la mina Buenavista del Cobre en 2014 sobre los ecosistemas fluviales y las comunidades de la cuenca, centrándose en la degradación ambiental, el acceso al agua, la salud pública y los medios de vida locales.
Principales hallazgos
- El aumento de las temperaturas y la reducción de las temporadas de lluvia agravan las condiciones de sequía en la cuenca. 
- Las operaciones mineras concentran el 57% de los derechos de agua en la región, dejando los acuíferos sobreexplotados. 
- El derrame de 2014 liberó metales tóxicos —aluminio, antimonio, arsénico y bario— que persisten en los sedimentos y posiblemente en la cadena alimentaria una década después. 
- El desastre generó pérdidas económicas superiores a 20 mil millones de pesos, sin una reparación adecuada. 
- Cualquier plan de adaptación climática debe comenzar por reparar los daños mineros en la región. 
Participación comunitaria y metodología
El proceso incluyó visitas comunitarias, entrevistas en hogares, actividades participativas con niñas y niños, y conversaciones abiertas con personas adultas para recoger experiencias de vida. Esta combinación de métodos cualitativos y visuales permitió construir un registro colectivo de pérdidas y daños arraigado en la memoria y la voz de las comunidades.
Desafíos y aprendizajes
La investigación enfrentó limitaciones de conectividad entre localidades, escaso acceso a información sobre cambio climático y dificultades para realizar seguimientos. Aun así, el proceso creó espacios seguros de diálogo, fortaleció el intercambio intergeneracional y sentó bases para futuras acciones colectivas.




