Comunidades indígenas de Camboya recuperan tierra sagrada usurpadas por desarrollador de caucho vietnamita

Fecha de Publicación: 
Miércoles, 3 Abril 2019
La semana pasada se obtuvo una importante victoria legal cuando el gobierno de Camboya devolvió tierras a doce comunidades indígenas en la provincia de Ratanakiri, en el noreste del país. Las tierras habían sido usurpadas hace casi una década por la empresa agroindustrial vietnamita Hoang Anh Gia Lai (HAGL).

 

La decisión se produjo después de que el Asesor en Cumplimiento Ombudsman (CAO, por sus siglas en inglés), el órgano de supervisión independiente de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial, convocara un proceso para la resolución de disputas.

 

Inclusive Development International ha apoyado a las comunidades indígenas para presentar denuncias ante la CAO y participar en mediaciones con HAGL desde 2014. Las comunidades afectadas han sido representadas por varias organizaciones de personas camboyanas e indígenas, incluido el miembro de la Red-DESC Equitable Cambodia.

 

Sin embargo, la victoria aún no es completa. Las comunidades presentaron una nueva queja ante la CAO la semana pasada después de que HAGL se retirara unilateralmente del proceso de mediación de la CAO antes de llegar a un acuerdo final con ellos sobre temas de rehabilitación de tierras y aguas e indemnización por daños. Las comunidades están pidiendo a HAGL que vuelva a la mesa de negociaciones para resolver estos problemas.

 

La nueva queja de 117 páginas proporciona numerosas evidencias de violaciones ambientales y de derechos humanos resultantes de la limpieza al por mayor por parte de HAGL de bosques intactos, cursos de agua, pastizales, huertos, bosques espirituales, cementerios y otras áreas sagradas pertenecientes a comunidades indígenas en Ratanakiri. Las comunidades están especialmente preocupadas por la pérdida de tierras reservadas para practicar el cultivo migratorio, su forma tradicional de agricultura, y la disminución de la fertilidad del suelo en sus tierras agrícolas actuales si no pueden trasladarse a otras áreas. Estas pérdidas acumuladas han erosionado gravemente la soberanía de las comunidades sobre sus tierras y el sistema de producción y consumo de alimentos, que está profundamente interrelacionado con su identidad y forma de vida.

 

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