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Viernes, Abril 11, 2025

“Los Bancos Públicos de Desarrollo deben priorizar a las personas y al planeta, no las ganancias”. Este fue el rotundo mensaje de la membresía de la Red-DESC, la cual se unió a más de 400 organizaciones en todo el mundo para instar a los Bancos Públicos de Desarrollo (BPD) a tomar medidas significativas hacia un desarrollo justo y sostenible, en línea con sus obligaciones en materia de derechos humanos.

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Justice 2

Mientras más de 500 BPD se reunieron en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, del 26 al 28 de febrero de 2025 para la quinta edición del Cumbre de Finanzas en Común (FiC, por sus siglas en inglés), la membresía de la Red-DESC intensificó sus demandas por un sistema financiero que realmente aborde las necesidades de las comunidades que enfrentan las duras realidades de la creciente desigualdad, la crisis de la deuda y la escalada de la emergencia climática.  

Organizada conjuntamente por el Banco de Desarrollo de Sudáfrica (DBSA) y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) con el apoyo de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), la cumbre atrajo a más de 2 000 delegados para discutir el “Fomento de la infraestructura y las finanzas para un crecimiento justo y sostenible”. Sin embargo, a pesar de la urgencia del momento, muchas organizaciones de la sociedad civil (OSC) abandonaron la cumbre decepcionadas ya que las conversaciones continuaron priorizando las inversiones del sector privado sobre las soluciones centradas en el bien público.

La Red-DESC contribuyó a la Declaración de las OSC exigiendo a los BPD que garanticen un sistema financiero justo, igualitario, sostenible y sólido que permita a los Estados cumplir los derechos económicos, sociales y culturales para todos y abordar las desigualdades globales. La declaración exige además que los bancos apoyen reformas a la arquitectura financiera global que faciliten la cancelación y reestructuración de la deuda, prioricen el desarrollo nacional y apoyen estándares y normas más democráticos, incluso mediante la adopción de una Convención Marco de las Naciones Unidas sobre la Deuda Soberana. La declaración también enfatiza la necesidad de defender los derechos humanos garantizando que se obtenga rigurosamente el consentimiento libre, previo e informado (CLPI) en proyectos de desarrollo que afecten a los pueblos indígenas, priorizando el liderazgo comunitario en los procesos de toma de decisiones y tomando medidas para prevenir y abordar el acoso y la violencia contra las personas defensoras de derechos humanos y el medio ambiente. Por último, la declaración hace un llamado a los bancos a comprometerse inmediatamente con la eliminación gradual de los combustibles fósiles y en reorientar el financiamiento climática para apoyar medidas de mitigación y adaptación así como una transición energética justa y renovable, alineada con los principios de transparencia, rendición de cuentas, liderazgo comunitario, derechos humanos e igualdad de género.  

 A pesar de las firmes recomendaciones contenidas en la declaración, muchas de las soluciones propuestas en la cumbre siguen priorizando el financiamiento y la inversión del sector privado como solución a las crisis económicas, financieras y climáticas. Las OSC señalaron que estos enfoques a menudo profundizan la crisis de deuda externa, lo que presiona aún más a las economías vulnerables. En un mundo donde más de 3 300 millones de personas viven en países que gastan más en el servicio y pago de la deuda que en salud y educación, los BPD enfatizan los marcos de deuda neoliberales, que priorizan los préstamos sobre las subvenciones, y solo perpetúan los ciclos de desigualdad.

FiC es un espacio para que las OSC hablen sobre el financiamiento de estos importantes temas como la transición energética justa, la justicia climática y la deuda, desde una perspectiva de derechos humanos. Sin embargo, en todas las etapas del evento, la atención se centró en el financiamiento sin rostro humano, con énfasis en aprovechar el capital privado que se inclina más hacia las ganancias que hacia los derechos. Es evidente que los bancos públicos de desarrollo se centran problemáticamente en el capital privado como principal fuente de financiamiento, incluso cuando estas soluciones son muy costosas y exacerban las violaciones de derechos.
— John Mwebe – Recourse

Además, la falta de oportunidades significativas para que las OSC, las comunidades y los pueblos indígenas participen y contribuyan a las conversaciones durante la Cumbre lleva a los BPD a tomar decisiones y compromisos que no abordan adecuadamente las necesidades de las comunidades más afectadas por la deuda y la crisis climática.

La Cumbre tuvo un carácter político grandilocuente en el que se celebraron reuniones a puertas cerradas a las que no pudimos acceder; sin embargo, probablemente esos habrían sido los espacios en los que se suponía que debíamos participar de manera constructiva en lugar de ocupar asientos sólo para escuchar sus discursos.
— Mela Chiponda

Los BPD deben comprometerse a movilizar financiamiento público para invertir en proyectos transformadores que aborden y mitiguen la crisis climática, reduzcan la carga de la deuda y protejan los derechos humanos. Esto requiere una ruptura decisiva con las políticas neoliberales extractivistas y un cambio hacia un marco financiero global renovado que dé prioridad a los derechos humanos, la sostenibilidad ambiental y el desarrollo liderado localmente. La presidencia del G20 por parte Sudáfrica y la próxima Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo presentan oportunidades cruciales para que los BPD ayuden a repensar la arquitectura financiera global y promuevan una agenda de financiamiento para el desarrollo basada en la igualdad, los derechos humanos y la sostenibilidad.

En su comunicado final los bancos reconocieron el papel de las OSC a la hora de hacer que las finanzas y las inversiones funcionen para los derechos humanos. Sin embargo, como ha argumentado nuestra membresía, un progreso genuino requiere acciones concretas más allá del reconocimiento.