Summary
La peticionante, Irma Sparks, madre soltera de dos hijos y de raza negra, dependía de la asistencia social y había vivido en viviendas estatales durante diez años. Con un preaviso de un mes, se le comunicó que sería desalojada sin que se indicara la razón. Las viviendas estatales estaban exentas de la garantía de posesión o tenencia prevista por la Residential Tenancies Act (Ley de Alquileres Residenciales). Sparks adujo que la legislación discriminaba en base a las razones (enumeradas en la ley) de raza y el sexo, así como en base a razones “análogas” de estado civil/situación familiar (madre soltera) y pobreza/ingresos. Estaba probado que los residentes de las viviendas estatales eran pobres, muchos de ellos negros y otros muchos madres solteras. El juez de instrucción rechazó la petición, porque entendió que los negros, las personas pobres y las madres solteras no estaban recibiendo un tratamiento diferencial por su condición de tales. El Tribunal de Apelaciones de Nova Scotia sostuvo la apelación y anuló las disposiciones de la Ley que excluían a los inquilinos de viviendas estatales de la garantía de posesión o tenencia, extendiendo la protección a todos los residentes de viviendas estatales. El Tribunal entendió que la exclusión constituía una discriminación de efecto adverso por razones de raza, sexo, estado civil y pobreza. Sostuvo que la pobreza es una característica personal análoga a las enumeradas en el artículo 15 de la Carta de Canadá y, por ello, constituye una razón de discriminación prohibida.