Summary
En febrero de 1990, el Poder Ejecutivo Nacional, encargó al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) el diseño y ejecución de un programa de seguridad alimentaria destinado para apoyar la producción de pequeñas huertas familiares para satisfacer las necesidades de consumo de familias pobres. El 3 de agosto de 1990, el Consejo Directivo del INTA emitió la Resolución 239 que aprueba el Programa Pro-Huerta.
En la década de 1990 el Banco Mundial otorgó a Argentina préstamos especiales de ajuste estructural que incluían clausulas sociales, por las cuales se protegía a ciertos programas sociales cuyos presupuestos debían mantenerse. El programa Pro- Huerta estaba incluido entre esos programas. Sin embargo, en 1999 su presupuesto sufrió una reducción de casi el 65 por ciento, lo que resultó en una amenaza contra el derecho a la alimentación de los beneficiarios del plan.
En junio de 1999, con el asesoramiento del Centro de Estudios Legales y Sociales, un grupo de 418 beneficiarios denunció ante la Oficina Subregional del Banco Mundial en Buenos Aires que el recorte presupuestario para el programa Pro-Huerta constituía una violación de la clausula social incluida en el préstamo. Por otra parte, los demandantes argumentaron que la violación representaba incumplimiento de la responsabilidad internacional reconocida en el artículo 11 del PIDESC y por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en su Comentario General N º 12. Debido a la falta de respuesta del Banco Mundial, los denunciantes se presentaron ante el Panel de Inspección para efectuar una denuncia en contra los funcionarios locales del Banco Mundial por atender el daño que las reducciones presupuestarias podrían causar al Programa Pro-Huerta. Los solicitantes solicitaron al Panel de Inspección retrasar los pagos de los préstamos pendientes a la Argentina hasta que el gobierno restaurara la financiación adecuada.
En diciembre de 1999 el Panel de Inspección visitó el país y publicó un informe donde sostuvo su facultad de examinar las peticiones vinculadas a políticas de ajuste estructural, y reconoció a los denunciantes beneficiarios del Programa como afectados.