Summary
En 1991, las Filipinas delegaron la responsabilidad por “la salud y seguridad del pueblo” al nivel local. En ejercicio de estas facultades, en el año 2000 en Manila se pronunció el decreto 003 (“D 003”), en el cual se declaró que la ciudad adoptaría “una posición afirmativa respecto de los temas pro-vida”. En respuesta a una presentación conjunta de ONG realizada en 2008, el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (el Comité) llevó a cabo una investigación de supuestas violaciones de los derechos humanos causadas por la implementación del D 003.
El Comité concluyó que el D 003, en la práctica, equivalía a la negación sistemática del acceso asequible a métodos anticonceptivos modernos y servicios e información relacionados. Dicha negación, a su vez, conducía a embarazos no planeados, abortos inseguros, muertes maternas innecesarias y prevenibles, y un mayor riesgo de las mujeres de contraer VIH/SIDA. El Comité observó que las vidas y la salud de miles de mujeres estaban en riesgo y que el impacto del decreto perjudicaba especialmente a los grupos desfavorecidos de mujeres, incluyendo las mujeres y adolescentes pobres, así como las mujeres que se encontraban en situaciones de abuso. Se señaló que el impacto del D 003 se había agravado por la prohibición de financiar métodos anticonceptivos modernos dispuesta por el decreto 030 de Manila.
El Comité concluyó que el gobierno de Filipinas es responsable de violaciones graves y sistemáticas de los derechos de la mujer consagrados en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), en particular su derecho a la salud [art. 12] y a la planificación familiar [art. 16 (1)(e); art. 10 (h)]. Aunque los decretos mencionados fueron emitidos por la Ciudad de Manila, el Comité destacó que la delegación de poder de ninguna manera niega o reduce la responsabilidad directa del Estado partede cumplir su obligación de asegurar los derechos de todas las mujeres en su jurisdicción. Claramente, Filipinas no cumplió con esta obligación.
El informe del Comité llama al gobierno de Filipinas a respetar, proteger y cumplir los derechos reproductivos de la mujer y a resolver la necesidad insatisfecha de métodos anticonceptivos asegurando el acceso universal y asequible a toda la gama de servicios de salud sexual y reproductiva, material e información relacionada, incluyendo la legalización del acceso a anticonceptivos de emergencia. El Comité emitió un robusto conjunto de recomendaciones, instando a las Filipinas a revocar los decretos 003 y 030, despenalizar el aborto y sensibilizar a los representantes del gobierno en pos de eliminar las barreras ideológicas que limitan los derechos de la mujer.