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Viernes, Noviembre 15, 2024
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Condenamos inequívocamente los desalojos violentos y los ataques racistas que están dirigidos a las comunidades negras pobres en Sudáfrica, especialmente a los miembros de Abahlali baseMjondolo, quienes han liderado durante mucho tiempo la lucha por la tierra, la dignidad y la justicia. Afirmamos nuestra solidaridad con Abahlali baseMjondolo y las comunidades que representan, cuya humanidad y derecho a una vivienda adecuada son innegociables. Su lucha está vinculada a la pelea más amplia por los derechos económicos, sociales y culturales en todo el mundo.

La reciente concesión de órdenes de desalojo en Ballito, Umhlali y otras áreas a lo largo de la Costa Norte de KwaZulu-Natal forma parte de una preocupante tendencia de violencia estatal contra los pobres. Las élites adineradas, con el apoyo de empresas de seguridad militarizadas y gobiernos locales cómplices, están impulsando estos desalojos para desplazar a comunidades negras pobres de tierras consideradas “de primera” para el desarrollo. Este no es solo un problema local; es un síntoma de un sistema global de opresión que criminaliza a los pobres y usa el racismo para justificar la violencia.

El video racista difundido por la Asociación de Residentes y Contribuyentes de Dolphin Coast es solo el último de una serie de ataques diseñados para satanizar a las comunidades negras pobres e incitar a la violencia. Esta retórica, que pinta a las personas empobrecidas como criminales y amenazas para la salud, toma directamente de estereotipos coloniales que buscan deshumanizar a las comunidades negras y justificar la represión estatal. Podemos trazar una línea directa entre esta propaganda racista y la violencia sistemática que enfrentan Abahlali baseMjondolo y otras comunidades negras pobres en Sudáfrica y el mundo.

Durante años, Abahlali baseMjondolo ha luchado valientemente por la tierra, la dignidad y condiciones de vida dignas. Su lucha no solo se trata de resistir desalojos; se trata de crear soluciones de base y de imaginar una sociedad en la que la tierra no se trate como una mercancía, sino como un recurso para construir vidas dignas. Sus demandas son simples: el derecho a vivir en la tierra, el derecho a la vivienda y el derecho a una vida libre de violencia y represión estatal. Estos son derechos consagrados tanto en la Constitución de Sudáfrica como en el derecho internacional, incluido el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), que Sudáfrica ha ratificado.

Esta represión violenta es alimentada por líderes políticos que, en lugar de abordar las causas profundas de la desigualdad y la violencia, están criminalizando a los pobres y utilizando la raza como arma para dividir a las comunidades. Está claro que esto no solo se trata de la tierra, sino de poder. El poder de los ricos, protegido por el estado, se está utilizando para desplazar violentamente a comunidades negras pobres, mientras los líderes políticos miran hacia otro lado.

Nos solidarizamos con Abahlali baseMjondolo en su demanda de poner fin a estos desalojos, poner fin a la violencia estatal y de seguridad privada, y en el reconocimiento de su derecho a permanecer en la tierra. También pedimos una investigación sobre las acciones racistas de la Asociación de Residentes y Contribuyentes de Dolphin Coast y exigimos que la Comisión de Derechos Humanos de Sudáfrica responsabilice a quienes incitan a la violencia.

Entendemos que la lucha por la tierra y la vivienda es también una lucha contra el racismo sistémico, la desigualdad económica y la violencia estatal. La resistencia de Abahlali baseMjondolo está enraizada en una larga historia de organización de base que exige no solo el fin de los desalojos, sino una reimaginación de cómo se distribuyen y valoran la tierra y los recursos. Su lucha es una parte fundamental del movimiento global por los derechos económicos, sociales y culturales.

Nos oponemos a cualquier respuesta estatal a esta violencia que simplemente aumente los poderes policiales y criminalice aún más a los pobres. La verdadera seguridad y justicia para las comunidades representadas por Abahlali baseMjondolo solo pueden lograrse a través de políticas que prioricen la dignidad humana, la redistribución de tierras y el acceso a servicios esenciales, no mediante una mayor violencia estatal.

Nos comprometemos a estar junto a Abahlali baseMjondolo y todas las comunidades que luchan por sus derechos a la tierra, la vivienda y la dignidad. Su lucha es nuestra lucha, y juntos continuaremos resistiendo las fuerzas del racismo sistémico y la explotación económica que amenazan nuestra humanidad colectiva.