Summary
En 2012, la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (la Comisión) aceptó esta comunicación considerándola admisible para su evaluación. El caso fue presentado en nombre de tres defensores de los derechos humanos prominentes que trabajaban en Sudán: Monim Elgak, Amir Suliman y el fallecido Osman Hummaida, quienes eran perseguidos por su supuesta cooperación con la Corte Penal Internacional en su investigación de varios líderes políticos del Sudán. Los tres hombres fueron arrestados por el Servicio Nacional de Inteligencia de Sudán (NISS), y fueron torturados y maltratados durante tres días. Posteriormente, se los obligó concretamente a abandonar Sudán debido al temor a volver a ser perseguidos considerando la impunidad de los servicios de seguridad e inteligencia. Uno de los tres defensores, Suliman, era director del Khartoum Centre for Human Rights and Environmental Development (KCHRED), organización que fue clausurada por las autoridades sudanesas y cuya cuenta bancaria fue congelada como parte de la estrategia de persecución.
En la decisión, la Comisión sostuvo que en su brutal maltrato de los tres defensores de los derechos humanos el gobierno sudanés había violado numerosos artículos de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, incluyendo, entre otros, las disposiciones relacionadas con los derechos a la dignidad y a vivir sin torturas (art. 5), la libertad y la seguridad (art. 6), el trabajo (art. 15) y la salud (art. 16).
Al defender el derecho a la salud, la Comisión concluyó que el gobierno sudanés era responsable de la violación de dicho derecho debido al daño físico y psicológico que habían sufrido los peticionantes como consecuencia de las torturas y maltratos a los que habían sido sometidos durante su detención. Asimismo, la Comisión sostuvo que el Estado había violado el derecho de Hummeida a la salud al no tomar las medidas necesarias para reducir su alto nivel de presión sanguínea y, de tal manera, proteger su salud, conforme al principio de que los Estados son responsables de la salud de las personas que se encuentran detenidas. Por el contrario, Hummeida fue abandonado en una situación que ponía en peligro su vida. Al referirse a los derechos laborales en este caso, la Comisión sostuvo que el gobierno de Sudán había interferido con el derecho al trabajo de Suliman al cerrar KCHRED y congelar su cuenta bancaria sin razón legítima, lo que causó que perdiera su fuente de ingresos.
En sus recomendaciones, la Comisión llamó a Sudán a pagar una compensación adecuada a los peticionantes, investigar y enjuiciar a todas las personas que habían participado en su tortura y encarcelamiento ilegal, y reabrir y liberar las cuentas bancarias de KCHRED.