Claudia Lazzaro invitó a reflexionar desde una perspectiva histórica recordando la responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad que se registraron en Argentina durante la dictadura cívico militar eclesial ( período 1976 – 1983). Al respecto nos dice: “La captura corporativa del Estado en Argentina no es algo nuevo, hay informes oficiales que demuestran la participación de las empresas en la represión, secuestro y desaparición de trabajador@s. Las investigaciones a empresas como Ford, Mercedes Benz o Molinos Río de la Plata comenzaron en la década de los 80 llegando incluso a fallos judiciales en 2002”.
En el marco de los 41 años de la recuperación de la democracia en Argentina se han dado varios pasos para identificar y juzgar actores responsables de terrorismo de Estado. Lazzaro advierte que queda pendiente posicionar políticamente la creciente captura corporativa del Estado y desnudar los efectos de la captura en el cumplimientos de los derechos humanos y medioambientales, y destaca la urgencia de registrar las formas de influencia indebida sobre los responsables políticos nacionales e internacionales y sobre las instituciones públicas. Advirtió sobre varios ejemplos de vinculaciones entre funcionarios públicos y diversos casos de injerencia indebida en el sector de energía, industria, comunicaciones y salud. “No es casual que los gobiernos neoliberales a través del lobby empresarial exploten a trabajadorxs, sus cuerpos, bienestar y su salud. Existen funcionarios en el sector de salud pública que provienen de grupos empresariales líderes en el mercado de la salud que promueven recortes en la inversión en salud pública, y condicionan a personas sindicalizadas para poder captar a quienes tenemos obras sociales sindicales en Argentina que es la salud para los trabajadores y las trabajadoras.
En su presentación Claudia hizo un llamado a que las organizaciones de mujeres y el movimiento feminista se sumen al movimiento global que reclama la rendición de cuentas corporativa denuncia y documenta las manifestaciones de captura corporativa que normalizan las transacciones entre el Estado y las empresas y alerta sobre las acciones que promueven el destierro de la agenda de igualdad de género y emprenden una batalla contra las conquistas del movimiento feminista. Describió la reciente situación en Argentina donde el nuevo Gobierno niega la existencia de la brecha salarial entre hombres y mujeres —aunque las estadísticas oficiales sitúan en el 25%— y se ha degradado el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad a subsecretaría, y recientemente se ha anunciado medidas que prohiben el lenguaje inclusivo y todo lo referente a la perspectiva de género. “ Es urgente que en esta CSW 68 que llama a redoblar la financiación en las políticas de igualdad de género se vea cómo se expresa esta nueva adminstración púbica en relación a compromisos internacionales que son asumidos por nuestros Estados contra la violencia contra las mujeres. Hoy quienes deberían defender la paz y la integración están promoviendo discursos de odio contra las mujeres y las diversidades sexuales, manifestándose en contra de las leyes de matrimonio ogualitario, la ley de acceso al aborto seguro y gratuito y se están efectivizando recortes presupuestarios en programas Acompañar –que busca fortalecer la independencia económica de mujeres y personas LGBTI+ en situación de violencia de género– y el programa Alimentar –que brinda apoyo económico “, denunció Claudia.
El panel en su cierre destacó que los desafíos que se enfrentan hoy en todos los contextos van desde el hambre, la pobreza, la desigualdad, las violencias hacia los cuerpos y los territorios, las intersecciones entre las crisis climática, financiera, económica y de cuidados, la explotación de recursos naturales, los conflictos armados, el endeudamiento público y el desmantelamiento de lo público y erosión de las democracias. Este contexto hace urgente que la respuesta sea colectiva, dijo Claudia. El movimiento de mujeres, el colectivo de LGTBIQ, las negras, las trabas, las lesbianas de Argentina están denunciando la brecha salarial, la feminización de la pobreza que ha dejado a mujeres y las diversidades un 30% más pobres, se han cerrado programas de empleo para trabajadoras domésticas dejándolas sin acceso salud y seguridad social y donde hay más de 43 mil mujeres y personas del colectivo LGTB víctimas de violencia a la espera de que se les dé el subsidio por ayuda por casos de violencia de género. Según informes de CELS hay un desmantelamiento de las políticas de fortalecimiento, asistencia y reparación a mujeres y diversidades: tomando como referencia 43 políticas de cuidado, 21 ya fueron desarmadas por derogación o subejecución completa, 15 políticas se encuentran en estado de alerta por inacción o falta de información, y apenas 7 políticas se mantienen vigentes.
Hacia el final Claudia propone empezar a hablar de la riqueza, de nombrar a las élites económicas que concentran la riqueza en el mundo y de impulsar impuestos a los más ricos para que la justicia social y de género sea efectiva y sustantiva. Que nuestras luchas sean luchas colectivas que no nos desarmen y así como dijimos alguna que nuestro lema sea el patriarcado se va a caer, para que suceda eso tiene que haber unidad de concepción y de acción latinoamericana y global.