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Viernes, Marzo 7, 2025 ― Grupo de trabajo de Mujeres y DESC

El 8 de marzo nos unimos a movimientos de todo el mundo en una acción colectiva para enfrentar las crecientes injusticias sistémicas y reafirmar nuestro compromiso con la igualdad sustantiva, la autodeterminación y los derechos humanos. Te invitamos a leer nuestra declaración, que amplifica las voces de mujeres en su diversidad, Pueblos Indígenas y movimientos feministas que resisten la opresión y continúan construyendo nuestro futuro con nombre propio.

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8M2021 Marcha Feminista (51022329368)
Paro Internacional de Mujeres 2021, marcha feminista sobre Avenida 18 de Julio, Montevideo (Uruguay).

Con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo), mujeres y disidencias en más de 80 países se movilizan  para denunciar las crecientes injusticias sistémicas y redoblar nuestro compromiso hacia la promoción de la igualdad sustantiva. Desde hace más de 20 años,la Red Internacional para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Red-DESC) ha conmemorado este día con acciones colectivas para amplificar las demandas, visiones y luchas compartidas de las mujeres, especialmente de los movimientos sociales, los pueblos indígenas y los feminismos que luchan globalmente por la dignidad, la autodeterminación y los derechos humanos. Ante la embestida conservadora contra la agenda de igualdad de género e inclusión, reforzamos nuestro llamado a un pacto social sobre los cuidados, reconociendo el cuidado como un pilar central para la sostenibilidad de la vida y el planeta.

Nos enfrentamos a un contexto global alarmante: creciente militarización, genocidio persistente en Palestina, agravamiento de la crisis climática, despojo de los territorios, y el auge del extremismo de derecha. En todo el mundo, las comunidades se enfrentan a ataques intensificados contra la democracia y los derechos humanos, ya sea a través de la militarización, el resurgimiento de nacionalismos etnorreligiosos o las acciones de diversos actores no estatales. Estos ataques no son aleatorios; son el resultado directo de una economía política de la violencia que sostiene un sistema basado en la obtención de ganancias a través de la guerra, la destrucción ambiental y el control y la opresión social. Desde los territorios de Tolima, Colombia, hasta el movimiento Abahlali baseMjondolo en Sudáfrica, las mujeres resistimos un modelo capitalista, racista, patriarcal, homofóbico, transfóbico y extractivista que prioriza las ganancias sobre la vida; un largo legado histórico del colonialismo y el imperialismo, que sigue marcando nuestros cuerpos e historias de vida.

Como primera acción colectiva, más de 20 organizaciones miembros de la Red-DESC participan en la CSW 69, cuyo tema principal será la revisión y evaluación de la implementación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing y los resultados de la 23ª sesión especial de la Asamblea General. Nos proponemos intervenir desde una perspectiva histórica, social y crítica, enfocándonos en el impacto del avance del modelo económico neoliberal, el poder de las corporaciones transnacionales que generan endeudamiento y despojo de los bienes naturales en los territorios, las medidas de austeridad que agravan la feminización de la pobreza, así como la flexibilización y precarización laboral. En un momento donde se cuestiona la validez de los espacios multilaterales para avanzar hacia resultados transformadores, es imperativo dirigirnos a los tomadores de decisiones y denunciar la captura corporativa  en la toma de decisiones públicas, la aceleración de la crisis climática, y la represión y el autoritarismo, que hoy son barreras que dificultan el cumplimiento de los derechos humanos, especialmente de las mujeres.

Esta revisión es una oportunidad para hacer un llamado a generar las condiciones necesarias para avanzar hacia economías centradas en el cuidado, justas, feministas y equitativas, poner fin a la división sexual y de género del trabajo, y  reconocer el cuidado como un derecho humano esencial para el sostenimiento de la vida de las personas. Esto incluye reconocer el trabajo de cuidado como un trabajo decente y digno, cumpliendo con el derecho al cuidado como una responsabilidad pública y colectiva para un mundo laboral libre de toda forma de violencia y acoso.

Como movimiento global, tenemos un análisis vasto y riguroso  sobre cómo el actual modelo capitalista, racista, colonialista y patriarcal nos impacta de manera diferenciada. También queremos hacer llegar nuestras visiones y soluciones. Creemos que es momento de diseñar estrategias de acción y defensa de los derechos, con un enfoque especial en avanzar hacia un pacto social sobre los cuidados. Para ello, es fundamental fortalecer las propuestas desde las economías feministas, el buen vivir, los conocimientos de las defensoras de los territorios y los bienes  naturales, y la inclusión de las visiones y soluciones provenientes de las comunidades y los movimientos sociales, especialmente de las mujeres afrodescendientes e indígenas, el movimiento LGBTQI+, entre otros.

8M: Un llamado a repensarnos como red global feminista ante la embestida neoliberal, racista y patriarcal

El aniversario de Beijing, en este alarmante contexto mundial de retroceso, no solo en la agenda de derechos de las mujeres, sino en los derechos de todas las personas y el planeta, nos llama a repensarnos como miembros de un movimiento global que incluye movimientos y organizaciones de mujeres y feministas, y a ser más críticas con el camino recorrido, revisando nuestras estrategias, los espacios ganados, nuestras fortalezas, conocimientos y capacidades fortalecidas.

Nos proponemos reflexionar sobre cómo hemos avanzado hacia un movimiento diverso e internacionalista que ha aprendido a fortalecerse con las luchas de las mujeres indígenas, afrodescendientes, mujeres negras, rurales y campesinas, sindicalistas, defensoras ambientales, académicas, mujeres políticas, educadoras, jóvenes, el movimiento LGBTIQ+ y líderes comunitarias. Queremos saber cómo logramos articularnos, pensar globalmente y desplegar un trabajo político que impacte en las agendas de igualdad de género y empoderamiento a nivel regional, local y comunitario, y viceversa. Es imperativo aprender de ese largo camino y de nuestras estrategias colectivas porque, aunque hemos avanzado, el progreso está lejos de la visión consagrada en Beijing y los derechos arduamente ganados están siendo revertidos.

Estamos convocadas a ser más audaces y creativas y a pensar en qué condiciones estamos en las redes, en los movimientos sociales, sindicatos y organizaciones de derechos humanos con trabajo internacionalista, para potenciar nuestras luchas. Requiere que compartamos entre nosotros las lecciones duramente aprendidas y los éxitos clave que hemos obtenido, para que podamos unir nuestros esfuerzos a nivel nacional con los que se están llevando a cabo internacionalmente. Hace 30 años entendíamos que los debates globales sobre la integración de la perspectiva de género a la agenda de desarrollo económico y social, población y desarrollo, medio ambiente, y la vigencia y ampliación de los derechos humanos impactan en la realidad local de las mujeres y las niñas, y eso sigue siendo más relevante que nunca.

En la nueva ola represiva promovida por la administración de Trump, incluido el restablecimiento de la Ley Mordaza  Global que representa un claro ataque a las políticas de igualdad de género, salud, derechos humanos y las politcas de inclusión y diversidad, se  pone de manifiesto el avance de gobiernos autoritarios, conservadores y fascistas que refuerzan políticas migratorias racistas y discriminatorias, además de una agenda de la “familia natural o tradicional”, entendida por varios actores conservadores como una unión monógama y heterosexual de un hombre y una mujer en matrimonio formal y sus hijos, desconociendo los derechos de las mujeres y de las personas LGBTQI+.   Además, algunos países que han ratificado el tratado jurídicamente vinculante de la ONU CEDAW, y se han comprometido con la Declaración de Beijing y otros acuerdos para avanzar en la igualdad de género y los derechos humanos, también han pasado a formar parte de la regresiva Declaración del Consenso de Ginebra, que supone un grave peligro para el derecho al aborto seguro y la autonomía corporal, entre otros. Reconocemos que la confusión de los tiempos en los que vivimos es parte del plan para desestabilizar nuestros esfuerzos para lograr la igualdad. Las medidas de austeridad y las decisiones de tantos gobiernos de volverse hacia adentro significan que se está destinando menos apoyo financiero a nosotros como colectivo y a los organismos internacionales y regionales de derechos humanos a los que recurrimos en busca de rendición de cuentas. Colectivamente, estamos desprovistos de recursos, apoyo y acceso a los derechos, ya sea acceso a la tan necesitada atención médica, acceso a la educación o simplemente acceso a los espacios donde se discuten y crean las políticas. No podemos permanecer indiferentes ante estos problemas. 

Uno de los mayores desafíos es interpelar a las mayorías sobre las consecuencias del nuevo orden mundial, y llamar a la unidad de los movimientos de mujeres, derechos humanos, ambientalistas, indígenas, sindicatos, academia, entre otros. También, como movimiento y red global que trabaja por la igualdad sustantiva, la autonomía de las mujeres y la justicia social y ambiental, necesitamos profundizar formas de desafiar el paradigma de desarrollo que perpetúa estas injusticias.

Ante la retracción en los fondos, necesitamos repensar la sostenibilidad de nuestras luchas a partir de fuentes alternativas para sostener nuestras luchas feministas y avanzar nuestra agenda por la igualdad sustantiva. Debemos pensar colectivamente en formas más solidarias y colaborativas de trabajar en red, fortaleciéndonos a partir de estrategias de educación política feminista, análisis sistémicos y más articulaciones con y entre movimientos.

La Red-DESC, como red global que trabaja desde hace más de 20 años en cambios sistémicos, tiene un gran potencial para generar una reflexión política y educativa, para crecer y posicionarnos en esta nueva realidad, y para contribuir a un multilateralismo libre de captura corporativa y promover elementos que den base a nuevas formas de gobernanza mundial, que responda a las necesidades de las personas y el planeta. Este es el momento para las transformaciones sistémicas tan necesarias, fortaleciendo las luchas de nuestros movimientos y organizaciones, para hacer de los derechos humanos y la justicia social una realidad para todas y todos.